domingo, 18 de febrero de 2018

Día internacional del Síndrome de Asperger


Soy Asperger. 18 de febrero. Día Internacional del Síndrome de Asperger.

Tengo 33 años, me dedico a la docencia y me encanta trabajar detrás de una pantalla. Soy Asperger recién diagnosticada y hoy he decidido que sí quiero contarlo.
Siempre me han dicho que soy rara, inaccesible, asocial, quisquillosa o cerebrito, pero a mí nunca se me pasó por la cabeza que pudiese tener trastorno de espectro autista grado 1. Todo empezó cuando hace un par de años una persona me dijo: “eres asperger de manual”. Y entonces comencé a leer sobre el tema:
“La persona que lo presenta tiene un aspecto e inteligencia normal o incluso superior a la media, presenta un estilo cognitivo particular y, frecuentemente, habilidades especiales en áreas restringidas. El síndrome se manifiesta de diferentes formas en cada individuo, pero todos tienen en común las dificultades para la interacción social.”

Hasta ese momento sólo había escuchado definiciones del estilo “es como el autismo pero menos”. Así que saber esto y nada, era lo mismo.

Lo siguiente fue ir a una asociación especializada, entrevistarme con una psicóloga, hacer los cuestionarios correspondientes y, por último, recibir el diagnóstico.

No hay nada más gratificante que entender cómo somos y por qué, ya que sentirte incomprendido y raro nos lleva a situaciones difíciles de ansiedad, depresión o rechazo hacia nosotros mismos. Hace 10 años ya tomaba pastillas para dormir. Te auto-culpas de las cosas que no eres capaz de hacer y envidias ser como otros para pasar desapercibido.

¿Qué cosas he descubierto que comparto con otras personas que padecen el síndrome?

-       Me cuesta trabajo mirar a los ojos:
o   si no conozco a la persona que tengo delante.
o   si hace tiempo que no veo a la persona que me encuentro.
o   si tengo una discusión y me tengo que concentrar en el discurso.
-       Cuando me gusta algo, puedo estar muchas horas y de forma compulsiva haciendo lo mismo. Da igual el qué: escuchar la misma canción en forma de bucle, decorar casas, hacer blogs, retocar fotografías...
-       Si me dan un abrazo, me quedo como un palo. Estoy aprendiendo poco a poco. Si la persona que me lo da, creo que me quiere bien, entonces me gusta.
-       No tengo muchos amigos de verdad, sí muchos conocidos.
-       No me gusta encontrarme a gente por la calle si no son de confianza o no sabía que me las podía encontrar.
-       Me aburre y supone un esfuerzo para mí estar después de un rato con amigos si los temas que se hablan no son de mi interés. Me pongo nerviosa y necesito irme.
-       Me gusta estar sola y odio salir por las noches.
-       Si estoy haciendo algo que me gusta mucho y concentrada, no quiero que me molesten, ni para saludar.
-       No entiendo los sarcasmos ni las bromas, la frase que repito más al día es: “¿es verdad? ¡Dímelo!” Suelo entender las cosas de forma literal.
-       Tengo tendencia al perfeccionismo y al hipercontrol (no son más que el reflejo de mi inseguridad).
-       Si alguien coge algo mío, me gusta que lo deje en el mismo sitio o de la misma forma. Cada cosa tiene su lugar. El mundo ordenado es mucho más fácil para mí.
-       He aprendido ciertas conductas y patrones sociales que me ayudan en mi día a día si los imito.
-       Si tengo un sitio donde sentarme, no me gusta cambiarlo.
-       Digo en todo momento lo que pienso.
-       Me relaja tener objetivos claros y bien definidos a la hora de trabajar.

Padecer un síndrome que no presenta síntomas evidentes es complicado para el que lo sufre, no lo hagamos más complicado siendo incomprensibles y diciendo frases como: ¡tú no eres nada de eso!, ¡pero si tú no lo pareces!, ¡si me evaluaran a mí!, ¡tú eres normal! Si te lo cuento, agradecería que me dijeses: voy a leer sobre el tema y así puedo entenderte mejor.

Todo lo demás, hace daño.

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